Arquitecto de mi propio destino

El emprendedor es alguien que se crece con la emoción, la tensión, el riesgo, la lucha de cada reto y una vez superados, invierte cinco minutos en saborear su éxito antes de iniciar su próximo gran proyecto.

Así un emprendedor es un diseñador nato, un creador, es alguien que todos los días se tiene que probar a sí mismo; es aquel que entiende que cada día es un nuevo día y que el único lugar donde el éxito está primero que el trabajo es en el diccionario. Debes hacer una reflexión y objetivamente preguntarte, ¿Cuál es la visión que tengo de mí mismo en los próximos 5 meses, 1 año, 3 años, 5 años y 10 años? ¿Cómo me veo en mi relación con Dios? ¿Cómo me veo siendo hijo, padre, esposo, amigo, profesionista o ciudadano?

En mi relación con Dios, acudiendo a él en el éxito y en el fracaso, ya que en él encontraré el apoyo para transformar mis defectos en virtudes, para mejorar la capacidad de comprensión de mí mismo y por ende la de los demás.

Como hijo debo pensar que el tiempo es lo más perecedero que existe en la vida, por lo tanto debo convivir, disfrutar y amar al máximo a mis padres.

Como padre debo aceptar que el ejemplo es la mejor educación de los hijos y que el tiempo dedicado a ellos será mi mejor inversión.

Como esposo debo buscar a la persona que me pueda complementar y yo complementarla, para así ser uno; con la cual formaré la sociedad más importante de mi vida.

Como amigo debo recordar que la amistad es uno de los mayores tesoros de la vida y se debe cultivar.

Como profesionista, ¿Cuál será el campo en el que quiero desarrollarme? El que me genere los suficientes retos para mantenerme motivado; con el cual sienta que pueda desarrollarme plenamente y dar lo mejor de mí.

Como ciudadano cumplir con mis obligaciones para poder exigir el respeto a mis derechos.

La visión que generarás de ti mismo debe ser de la persona que quieres llegar a ser. Partiendo de hoy debes trabajar día con día, mes con mes, año con año para poder alcanzar las metas que te has planteado.

Es importante mencionar que la mayor limitante que podrás encontrar serás tú mismo. Cuando al enfrentar algún reto o un problema se te vengan a la mente las palabras “no puedo” en ese momento estarás estableciendo el límite de tu capacidad. La palabra “imposible” no cabe en el vocabulario de un triunfador.

La falacia de que “el destino está escrito” es la excusa del que fracasa; en cambio el triunfador es aquel que ha sido capaz de planear, desarrollar y ejecutar su visión a través del ejercicio de uno de los dones más hermosos que Dios nos ha concedido: el libre albedrío.

Con esto tú también podrás convertirte en “El Arquitecto de tu propio destino y ser lo que quieras llegar a ser”.

Lic. Eugenio Baeza Fares
Fundador, Presidente del Consejo de Administración y Director General de Grupo Bafar.